con MP, y FRB
A: Ayer me encontré con Vicente, está bastante raro y cada vez más femenino. Me dijo que te llamó por tu cumpleaños y le cerraste el teléfono. Estaba resentido con vos, dale un timbre, eres su tío favorito.
B: Puede ser que sí lo hice, mi vida ahora es
complicada y en esos días estaba a full con el trabajo. La última vez que le invite
a comer una pizza estaba muy mal, alucinando con que todos le persiguen, que
toda su familia le quiere golpear, humillar, hacer daño, hasta su
hermano médico, al que más quiere. Dijo que le van a matar, pero que él
defenderá su derecho a vivir su vida como le place. Lo peor es que no
quiere ayudarse, vos sabes que Chente no puede vivir sin sus medicinas, pero rehúsa
tomarlas.
buscando trabajo. Me dijo que te pidió
alguna chaucha, algo simple. Apóyale en algo Braulio, vos tienes…
Entró una llamada al celular, era Marcela, disculpándose por que entre el tráfico y una demorada reunión llegaría más tarde. Habían pasado ya los quince minutos reglamentarios y aunque estuve tentado a proponerle vernos otro día, cambié de opinión y le dije que no se preocupe. Decidí seguir fisgoneando al par de viejos, hasta escuchar en persona a la autora de las
Entró una llamada al celular, era Marcela, disculpándose por que entre el tráfico y una demorada reunión llegaría más tarde. Habían pasado ya los quince minutos reglamentarios y aunque estuve tentado a proponerle vernos otro día, cambié de opinión y le dije que no se preocupe. Decidí seguir fisgoneando al par de viejos, hasta escuchar en persona a la autora de las
¡Es difícil! No se puede ni debe darse
trabajo a una persona en su estado. El trabajo de mensajero tiene altas cargas de
estrés y no puedo poner en riesgo a las personas que trabajen con él, ocultando su
realidad psíquica. Una vez le invité a mi empresa y horas más tarde entró en crisis, los ojos moviéndose nerviosos y la sonrisita,
sobre todo esa sonrisita. Temí por la integridad de Lucía. Compréndeme Armando,
no puedo ser irresponsable con el resto de empleados y mentirles, diciéndoles que
el Chente es normal.
almanaque mundial del 83 medio destrozado que sacó de la mochila.
B. ¡La familia de tu mujer, Armando!, la
familia de mi mujer..., dijo Braulio socarrón, acomodándose el grueso bigote
blanco.
A: Sí, ese código de barras que tienen y que en
el fondo no es su culpa… Entiendo que sus bisabuelos no podían juntarse con
indios, pero por lo menos con otros blancos, aunque no hubiesen sido nobles… A vos y a mí nos va bien, pero los de Rosa son un desastre. Ahora Chente, antes
el que se mató... Esa demencia que brota cuando menos se piensa y que les crece
con el tiempo…
B: Pero el primero ¡brillante! ¡tremendo cardiólogo!
y el segundo luciéndose en la NASA. Ese ya no regresa.
A: Y el tercero es un vago de mierda, borracho sin
oficio ni beneficio, llevado por la inercia del vivir, como un bicho… Pero por
suerte normal… José teniéndolo todo se nos fue, y ahora Chente, claramente esquizofrénico,
como el tío Rogelio, con historias inimaginables que se las cree y que le hacen odiar a las personas. ¡Y todos alchólicos!
B: Todo eso viene de la Rosa. Digo la locura,
el alcoholismo es de Telmo, quien murió en su ley. ¿Qué opinas de la neurosis de
la Rosa, que cuando llega a su peor nivel la vuelve una bestia? ¿Sabías que ella botó
de la azotea a la suegra? La vieja jodía mucho y la Rosa estaba harta de que se
salga a la calle a pedir caridad.
A: Sí, lo sé, es cuento eso de que rodó las escaleras… Esa familia es un gradiente de grises. Estan todos majaretas…, hasta el perro
se cree gato en esa casa.
B: En esa, en la de Rogelio, en la de Encarna…,
Aún no sabemos si en tus nietos, si en los míos... Braulio chocó la copa de vino con la de su interlocutor, ante la incomodidad de
Armando.
A: Una vez, mi hijo fue a visitar al Chente y
Rosa literalmente le mandó a la mierda con palabrotas y todo, pero de inmediato
les regaló entradas al cine. Vos sabes que ella es una persona enferma, te
somete y te asusta, pero luego se reivindica contigo. Esa es la tónica en la
que crecieron esos chicos. Cuando alguno llegaba bebido, primero le
insultaba de hijueputa para arriba, luego tomaba con un balde el agua del
servicio y le lanzaba a la cara. Me lo contó el finado José, y no le creí hasta
no verlo.
B: ¿A ti no te ha pasado a veces, que conversando
con otra persona, en nuestro interior pensamos distinto a lo que hablamos? pero guardamos la compostura como en esa viñeta del Dr. Merengue. Pues el
Chente te dice lo que piensa. Si cree que hablas tonterías, te lo dice. Por cierto,
eso de creerse gay es para jodernos más a todos. Por que nos odia, por que le damos asco. Por suerte ahora
no es violento, cuando era wambra me contó que le
estampó el estéreo en la cabeza a un compañerito, a pedido de su voz interior. Entonces conversábamos más, no estaba tan loco, pero
yo le decía que debe sentirse orgulloso de ser un loco de verdad, pues a pocas personas en el mundo les duele el
cuerpo cuando escuchan a Mozart. En esa época el Chente tenía unas reflexiones muy
elaboradas y me gustaba escucharlo. Ahora no, la esquizofrenia le ha invadido por completo. La mayoría de esquizos se suicida antes de los 30, como el tío Rogelio o José, pero algunos como el Chente sobreviven y van de mal en peor. La solución es la
calle o atarles a la pata de la mesa. El manicomio es muy caro…
A: Lo raro es que en la familia solo pasa en
los hombres, digo lo esquizos, la histeria de Rosa es otro cantar. Por suerte tu mujer y
la mía son un alma de dios…
B: No te lo creas, Rogelio, alma bendita, me dijo
que una madrugada despertó y vio a tu sobrina Marcelita parada frente a él temblando. Tenía unas tijeras a pocos
centímetros de la cara del padre, listas para
clavárselas. Rogelio se las quitó y le preguntó que hacía allí y ella tocándose la sien le dijo
que una vocecita le indicó que el no era su padre, sino un diablo
disfrazado.
A: ¡No jodas!, pero bueno esos son miedos de
niña, después no he sabido que Marcela, se metiera en problemas…
Si antes con el diminutivo no lo supe, al caer
en cuenta me terminé el whisky de un trago. Marcelita, Marcela Cordovez, la
hija de Rogelio, sobrina de Rosa y prima de Chente...
B: No- te- lo- cre-as- Ar-man-di-to. Se separó del primer
marido luego de tajarle el rostro con una navaja de barba, siguiendo instrucciones íntimas. Fue un tremendo lío… Pero como eres tan bueno, seguro te creíste que aceptó esa gerencia en San José.
Suena el teléfono otra vez, Marcela me dice que
está cerca. Por un momento, quiero pagar mi consumo y marcharme, pero me
detengo. No quiero perderme el interesante encuentro de Marcela con sus tíos. Definitivamente
ahora quiero conocerla más, a ella y a su familia. Esta primera cita con Marcela no será la última, seguiré frecuentando a ese ser
fascinante con tantas aristas ocultas por descubrir.