Tuesday, July 22, 2008

¿Estado plurinacional sin bilingüismo oficial?









Huntington, admite que en el mundo actual la indigenización y sus matrices culturales le ganan la partida a la occidentalización homogenizante. Hasta el “derechista” cerebro gris de la Casa Blanca tiene que admitirlo, pero esto no cabe entre algunos asambleístas “revolucionarios ciudadanos” que niegan al Kichwa su derecho a ser lengua oficial del Ecuador.


Mientras sociedades del mundo como Canadá y Nueva Zelanda valoran y potencian las identidades culturales y estas son respetadas como contrapesos ante la avasalladora globalización. Mientras la tendencia del mundo actual es ir hacia la revalorización de las culturas indígenas y el resurgimiento de culturas no occidentales y todas sus expresiones; la nueva constitución ecuatoriana, en esta materia, niega un derecho cultural y consolida un proyecto conservador con sabor colonial.


El reconocimiento del Kichwa como lengua oficial del Ecuador no es solo un una reparación histórica con los pueblos originarios. La no oficialidad del Kichwa no solo es una pérdida para los indios sino para toda la sociedad en su conjunto, pues cierra una de las vías para que los futuros ecuatorianos curen esa esquizofrenia identataria blanco –mestiza que reniega y quiere esconder su indianidad.


Sin embargo, la no inclusión del Kichwa contradice la aprobación constitucional del Ecuador como estado plurinacional e intercultural. ¿Cómo van a hacer? Pues no se pueden plantear desarrollos interculturales desde una visión de hegemonía de la sociedad mayoritaria y exclusivamente desde los intereses y los imaginarios de ésta.


No hay diálogos interculturales efectivos si la sociedad mayoritaria no comparte su poder y no cede y es generosa con las llamadas culturas minoritarias.


La no inclusión del Kichwa pues es la otra cara de una misma moneda, la de la hipocresía que cree que interculturalidad es vestir de indios a los niños mestizos en las fiesta del día de la madre. La cara del racismo de los medios de comunicación mestizos que no quisieron escuchar a la asambleísta Margarita Morocho y se retiraron apenas ella comenzó a dirigirse en su propio idioma, el Kichwa.


Hay muchas excusas mentirosas: desde los costos que implicaría su implementación hasta aquella mencionada por ese asambleísta del Guayas, por la cual sus paisanos rechazarán su aprendizaje. Entre tantas, una me pareció siniestra: “no podíamos permitir que a estas alturas Acosta se alce con una victoria”. No quiero creer que esa era una de las razones para negar un histórico proyecto para todo el Ecuador.