Saturday, May 09, 2009

FOTO DE SOLDADERA Y TRES NIÑOS

foto: Daniel Casasola. 1910


Está sentada en un rincón del campamento. Atrás, se puede ver la funda con las míseras provisiones.

El rostro firme y al mismo tiempo dulce, casi como la adolescente Virgen de Guadalupe.

En el regazo, reposa un tísico fusil y en el pecho un escapulario que se abre paso entre los pliegues de la chalina oscura.

Desde un costado, miran a la cámara tres rapaces descalzos, ataviados de sombreros exageradamente grandes. Son sus tres chiquillos, de quiénes ahora nadie sabe su destino. Dos de las tres caritas sucias desconocen el porqué de la guerra. Por ahora miran con asombro al extranjero con el extraño aparato. Con una sonrisa de canela, uno de ellos busca asirse a las rodillas de la madre.

-Es por la tierra- dice el mayor de ellos, al ser consultado. El más pequeño apenas sabe murmurar su nombre.

Por la tierra murió también el padre. En esta revolución, murieron por la tierra, los tíos y los primos impúberes.

-Es por la tierra- dice la madre.

Por una cuadra para sembrar frijoles y maíz, para sacar el jugo de los magueyes que duermen en los linderos, para tener un poco de sombra en los días pesados y calurosos. La tierra donde poder revolcarse alegres después de la cosecha.

La madre se acomoda la chalina, con su saliva arregla el pelo de uno de sus críos y espera la luz que viene de la extraña cajita que el extranjero tiene entre sus manos.

Caja de luz que luego pondrá en el mundo y en la historia el femenino rostro mestizo y el de sus chiquillos.

La foto de la Soldadera y sus hijos.