Friday, October 09, 2009

Desde la television B–N y otras partes ...













La premonición de la nueva década se reflejaba en las banderas rojas y negras perdiéndose entre el humo de los gases y el de las llantas quemadas. El primero era blanquecino, similar al que meses atrás anunciaría la llegada del nuevo vicario de Cristo. Los gases lacrimógenos giraban alrededor de las banderas y éstas con los blancos cascos de los –en ese entonces- regordetes represores, formaban un collage representativo de los agónicos setentas.

Un poco antes o después, tambien yo era invadido por la euforia del mundial de fútbol del 78. Mi primer mundial en el cual festejé la victoria argentina desde la nueva televisión blanco y negro. Con mi tío lo festejamos como si el campeonato fuera nuestro y nos unimos a los miles de eufóricos argentinos que estaban detrás de la pantalla. Festejaba inocente, desconocerdor de que el show futbolístico fue también parte del aparataje de la Guerra Sucia. El fútbol acallaba los gritos de los torturados y los suspiros de los desaprecidos. Tarantini, a quien debía mi apodo, haciendo el segundo gol ante Perú y los incontables tantos de Kempes seguían en mis pupilas, así como también la mirada torva de aquellos tipos enfundados en uniformes militares que presenciaban el espectáculo desde el palco principal.

Cuatro años después, esos tétricos personajes enfrentaban a una dama de hierro, antítesis de la dulzura, y juntos pondrían a llorar a la Argentina. Con el “Belgrano” se hundirían en las heladas aguas del Antártico, cientos de los hijos del país campeón de fútbol .

De los 80´s preservo algunas imágenes a color, como aquella de Grace Jones escapando de Roger Moore, pero sobre todo la película “The Wall” desde la videoteca del Banco Central. El resto era una repetición de los típicos argumentos hollywoodescos con héreos americanos mata-indios o mata rusos y finales felices. Las estúpidas series de televisión Made in USA, los programas de producción nacional de baja calidad y sobre todo las novelas venzolanas y mexicanas hacían deliciosas las tardes y noches de las desocupadas señoras clasemedieras.

De no haber llegado al país las novelas brasileras, mi enemistad con esa caja boba llamada televisión, hubiera comenzado más temprano.

Varias imágenes de ese tiempo marcaron mi vida, mas no todas provenían desde la pantalla. Con una lloré desconsolado: John Lennon asesinado en los bajos del edificio Dakota. El mismo desconsuelo llegaba a familiares y vecinos tiempo después, cuando la pantalla mostró un avión carbonizado. La imagen pondría a todo el país de luto en un domingo de mayo. al ver a su primer presidente democrático luego de varios años de botas, morir en un “accidente” preparado por la CIA.

Otras imágenes se relacionan con el noticiario, tales como los atentados de Alí Agca y de John Hinckley. Sin embargo, un encuentro de entonces me sigue impactando, en éste la mujer antítesis de la dulzura saluda al papa inmaculado, mientras miran la escena un pequeño individuo, antiguo miembro del Irgún y un pésimo actor de westerns, llamado ´Reaguns´ por los hippies. Alejado y como ausente puede verse a un tipo que luce una mancha en la frente. El equipo gestor de la época dominada por "entrepreneurs"está casi completo. Son la imagen corporativa de un tiempo en el cual lo importante serán los réditos económicos. Los responsables de futuros derramamientos de sangre y hambrunas en nombre de las finanzas sonríen y saludan.

Desde un cassete en la grabadora, Waters canta “The Fletcher Memorial Home”.

El telediario muestra varias estatuas colosales cayendo en Polonia y Hungría. Cientos de jóvenes corean “Wind of Change” de los Escropions, mientras muestran orgullosos su hamburguesa de Mac Donalds.

Un muro se derrumba en Berlín y de sus mismas cenizas nacerán nuevas altas murallas de ladrillo en otras latitudes por obra y gracia de los halcones del Likud y del vaquero. Brechas invisibles e insalvables surgirán en el seno de Albión bajo el comando de la dama de hierro. De la noche a la mañana, en la madrecita Rusia y sus comarcas aledañas aparecerán montones de pobres y poquísimos ricos. Los seis nuevos oligarcas agradecerán al hombre de la mancha en la frente y al conspicuo bebedor de vodka, su nuevo socio.

En varios confines del mundo, las multitudes callarán y llenarán su panza de consuelo y resignación al ser visitados por la “santidad” del papa polígloto.

Por esos años, miro a un hombre encorbatado conversando con mi madre y mis abuelos en la sala. Minutos después me llaman y me dicen que ese hombre es mi padre. Lo saludo, él sonríe y vamos hacia su auto.

Esta es la imagen no televisada que claramente recuerdo: Verme por primera vez caminando de la mano de mi padre.