Wednesday, February 16, 2011

Historia de amor

Yo sabía todo lo que pasaba con ella, pero nadie más lo sospechaba. Eran las tres de la tarde y ella comenzó a sudar otra vez. Había perdido la concentración, pero como su jefe la miraba fingió trabajar. Volvió al teclado, vio temblar sus dedos y aunque quiso correr al baño se detuvo. Escribió otra oración… Minutos después regresó con una sensación de placidez en las pupilas.

Samantha era hermosa y traía siempre el cabello recogido. Parecía muy tímida, hasta cuando su voz se dejó oir como un árbol cayendo. Entonces pensé dos veces en acercarme. Superé mi temor y a la semana siguiente la esperé en el pasillo. Sabiendo que la ventaja sería de quien primero dispare, le arroje con aplomo tres palabras ensayadas.

Muchos años después sigo viéndola sentarse lentamente, y de la misma forma abrir su decolorida bolsita de tela. Veo como se mete a la boca la pastillita verde que le cambia las pupilas. La recuerdo con su cabello recogido y desde entonces aferrada a las malditas pastillas verdes. Ahora saca también de la bolsita un líquido que entra de inmediato en su vientre con un pinchazo violento. Se acicala las gafas con coquetería y finalmente me mira. Desde el otro lado de la cama le regalo una sonrisa estúpida.

Sé que esta será la última noche que mi mujer duerme a mi lado.