Thursday, January 12, 2012


Fotografía



Los meses recientes y el susto de horas atrás, la colocaron en ese estado donde se conjuga la liviandad y la dulzura.
Lentamente dejó caer su torso sobre el volante del auto y apoyó ligeramente el mentón en su hombro.
Afuera, la luna en combate con las nubes quería seguir mostrándose, pero su luz pálida se había rendido ya ante el amarillo intenso que irradiaba un farol callejero. La luminosidad artificial atravesaba el parabrisas y en su danza con la figura en descanso, lograba claroscuros magníficos.
La nariz pequeña respirando casi imperceptible sobre los labios carnosos entreabiertos, el cabello dorado cubriendo la mitad de la mejilla, mostrando la frente y dando sombra al ojo cerrado que no dormía. El conjunto plácido.
A su lado estaba yo, mirando atónito ese homenaje a la armonía, tratando de que mis latidos no la inviten a moverse y con ello se desvanezca la tácita belleza.