Tuesday, September 08, 2009

Apuntes que me quedan acerca de la música de los 80



Los 80 vinieron acelerados, a la medida de mi ingreso a la adolescencia. Casi cada día pasaba algo a la velocidad de los recién aparecidos juegos de video, mi pasión y el terror de mi madre. Como toda adolescencia, la mía venía con música y el signo de la década naciente la traía por montones.

En esos años resurgió la música protesta, se hizo popular la Nueva Trova Cubana, aparecieron gérmenes autóctonos de buena música urbana y conocimos a Charlie García. Pero también, salvo contadas excepciones, la música de los ochenta era pésima. La propuesta musical de esos años parecía tener como consigna evaporar la politización de los 60´s y 70´s y subrayar la individualidad, como parte del discurso axiológico neoconservador esgrimido por los neoliberales que hacían con el poder en el mundo.

Entre los jóvenes de nuestra región, el estilo musical cuajó en grupos de muchachos cantores que surgieron como hongos repletos de vacuidad, el más famoso de ellos eran los "Menudo", que enloquecía a las chiquillas con canciones cuyo discurso cantaba la menuda cotidianidad sosa de una clase media menudamente dócil. Llegó también el New Way incluyendo desagradables bandas de pop, que decían ser rock, como los Motley Crue y los Twisted Sister. Una excepción era Iron Maiden, famoso por sus discos con portadas preciosamente apocalípticas. La versión que por obvias razones se hizo famosa fue el género llamado “rock en español”, música mediocre que en su mayoría nada tenía de rock pero que venía atiborrada de conciertos y publicidad. Entonces, el escenario de "La Chorerra" se llenaba con bandas como los Hombres G o Alaska y Dinarama. En medio de los poperos hispanos cabe mencionar la ecléctica propuesta pseudopunk de Ilegales (no, los del tecnomerengue!) que sacudió los cimientos todavía conventuales de mi ciudad al mostrarnos canciones con "malas palabras" y la comicidad de tono escatológico de los Toreros Muertos con su "Aguita Amarilla". En lo personal, me daba bronca ver a como varios músicos que admiraba iban raudos hacia el mercado, entre ellos Génesis de la mano de Phil Collins.

Eran el inicio de los videos musicales y confieso que disfrutaba de algunos creados por ZZ Top y sobre todo el “Dueño de un corazón solitario” de Yes (que se “hacían comerciales”, como solíamos decir en nuestra jerga). Fue en los 80 cuando se consolidó el recientemente fallecido "rey del pop" gracias a sus impresionantes videoclips y a la lírica superficial con ritmo pegajoso. Su afeminamiento y androginia en voz y en presencia, las primeras cirugías plásticas y el blanqueamiento empezaban a ser los distintivos de Michael Jackson. El nuevo rey se reproducía en los chiquillos quiénes lo imitaban usando zapatos oscuros, calcetines blancos y pantalones una talla más cortos. Madonna con las panties rotas garabateaba con aerosol en las paredes en "Borderline" y su cínica actitud en el rol de "Chica Materialista" era referentes de las chicas que entonces se maquillaban con los colores de la diva. Ambos eran los ídolos de moda de la mayoría. A varios de nosotros nos provocaban fastidio.

Mis coetáreos ensayaban el Break-dance y la esquina barrial tenía un tono de comicidad. Allí o en el local de juegos de video teníamos un pretexto para reunirnos y no detestar por completo un mundo que aún no lográbamos comprender. Sin embargo, eran especiales para mi las cinco horas que tenía a solas desde que llegada del colegio pues tenía el tocadiscos para mi uso exclusivo. El brazo del aparato dejaba caer la aguja en el negro disco de plástico y comenzaba el ritual. "Cimbaline" o "Green is the Colour", acompañaban mis tareas de Matemática, The Doors y los discos de Woodstock, generaban mis propios pasos de baile y rebuscaba sin mucho éxito en el diccionario Inglés - Español los significados de las palabras de Frank Zappa. Ese era el espacio donde podía disfrutarlos, pues la censura burlesca de mis compañeros izquierdistas calificaba de "alienados" a los que escuchábamos públicamente canciones en inglés, aunque lo hiciéramos pretextando cobertura. Esa clandestinidad le otorgaba al rock pasado de moda, una preciosa magia contra cultural. Luego descubriría que Patti Smith y Joan Báez podían ir de la mano de Silvio y Pablo, que el "Power to the People" de Lennon tenía el mismo sabor de "El Pueblo Unido Jamás Será Vencido" de Quilapayún. Pude descubrir que algunas canciones de The Who estaban muy cerca de las guitarras armadas de Nicaragua. Entre los izquierdistas que cargaban bolsos indígenas (muchos de los cuales tenían marcados tintes fundamentalistas) y los chicos plásticos que usaban "Skeepers" sin calcetines (muchos de los cuales no pertencían a una élite económica), el rock pasaba a regañadientes. Casi nadie sabía del Charlie García de Demoliendo Hoteles, pero pocos sabían que era el otrora buen chico que acompañara a Nito Mestre en Sui Géneris.